viernes, 26 de noviembre de 2010

ARTE BARROCO

ARQUITECTURA

En la arquitectura barroca, los conceptos de volumen y simetría vigentes en el renacimiento son reemplazados por el dinamismo y la teatralidad. El producto de este nuevo modo de diseñar los espacios es una edificación de proporciones ciclópeas en la que, más que la exactitud de la geometría, prima la superposición de planos y volúmenes, un recurso tendente a lograr diferentes efectos ópticos y contrastes cromáticos y lumínicos, tanto en las fachadas como en el diseño de los interiores. Hay que añadir, además, el interés por el movimiento, el papel destacado de la decoración, etc. Las proporciones antropomórficas de las columnas renacentistas se vieron duplicadas, orden gigante, para poder recorrer ininterrumpidamente las nuevas fachadas de doble planta, siguiendo los primeros arquitectos barrocos, como Maderno, el modelo de la fachada de la Iglesia del Gesú de Roma, de Giacomo della Porta.

A partir de 1630, comienzan a proliferar las plantas elípticas y ovaladas de menores dimensiones, lo que pronto se convertiría en uno de los rasgos arquitectónicos típicos del barroco. Son las iglesias de Bernini y Borromini, en las que las formas redondeadas reemplazaron a las anguladas, y los muros parecen curvarse de adentro hacia afuera y viceversa, en sucesión cóncava y convexa, dotando al conjunto de un fuerte dinamismo.

Con respecto a la arquitectura palaciega, el palacio barroco se halla organizado en tres plantas y en lugar de concentrarse en un sólo bloque cúbico, como el renacentista, parece extenderse ilimitadamente, en varias alas, sobre el paisaje, en una repetición interminable de columnas y ventanas. El más emblemático es el Palacio de Versalles, del arquitecto francés Mansart.

 
EN ITALIA



Gian Lorenzo Bernini
Baldaquino de San Pedro del Vaticano


Francesco Borromini

Oratorio de los Filipenses en Roma


EN ESPAÑA

ESCULTURA



Bernini fue al Barroco lo que Miguel Ángel al Renacimiento, tanto su arquitectura como su escultura son las obras más acabadas del arte romano del “seiscientos”; las esculturas más representativas de este estilo y las que inauguraron el ciclo fueron las de Bernini, arquitecto y escultor casi exclusivo del Vaticano, del papa Urbano VIII, siendo su influencia enorme a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

Sus obras escultóricas se caracterizan por un profundo naturalismo, por la búsqueda de calidades texturales, casi pictóricas, tanto en pieles como en vestidos u otros elementos, por emplear escenografías barrocas en sus composiciones, donde es protagonista el movimiento, los gestos son siempre exaltados y las actitudes teatrales.

El rapto de Proserpina


 







EN ESPAÑA

 
 
 
 
 
PINTURA



CARACTERÍSTICAS

Las obras pictóricas barrocas, liberadas de la geometría de los cuadros del renacimiento, se caracterizaron por la composición radial, en la que personajes y objetos parecían salir disparados desde el punto central hacia las diagonales, que se cruzan indefinidamente en planos diferentes, creando la sensación de que los personajes se escaparán del cuadro.

Las formas son voluptuosas y exageradas y las figuras cobran expresividad y, envueltas en mórbidas telas, se abrazan las unas a las otras en actitudes patéticas y dramáticas, a veces, incluso imposibles.
Se busca representar la realidad mediante un acentuado naturalismo, recurriendo para ello incluso a lo feo o viejo.
El color se convierte en el principal protagonista de la pintura, dejando definitivamente al dibujo en un segundo plano. Los contornos se esfuman en rápidas pinceladas.
Hegemonía de la luz en las composiciones, creándose el espacio mediante el extremo contraste del claroscuro, el tenebrismo.
El dominio de la tercera dimensión, del volumen y la profundidad, es absoluto.


Durante el Barroco la técnica protagonista es la pintura al óleo sobre lienzo.
Pero también fue de una importancia capital el desarrollo de la pintura decorativa al fresco, con la que se cubría gran monumentalidad y grandiosidad la arquitectura, principalmente las bóvedas.


Los temas favoritos deben buscarse en la Biblia o en la mitología grecorromana; también es el momento de esplendor del retrato; además se desarrollan otros temas nuevos, como el paisaje, ahora como género completamente independiente, las marinas, los bodegones y naturalezas muertas.

Es la época del hedonismo de Rubens, con sus cuadros alegóricos de mujeres regordetas luchando entre robustos guerreros desnudos y expresivas fieras, de los excelsos retratos de Velázquez, del realismo y el naturalismo absoluto de Caravaggio y de Murillo, del dramatismo de Rembrandt, etc. El Barroco, en suma, dio grandes maestros, que si bien trabajaron según distintas fórmulas y a la búsqueda de diferentes efectos, coincidieron en un punto: liberarse de la simetría y las composiciones geométricas precedentas, en favor de la expresividad y el movimiento.
En España el Barroco coincide con el período cultural que se ha denominado el Siglo de Oro. Es un período de máximo desarrollo de las letras y las artes, que contrasta con la profunda y compleja crisis política, social y económica que se vive en España, lo que casi anula los encargos de la burguesía y de la aristocracia, que se conforma con las grandes decoraciones barrocas de pintura. Por tanto es la iglesia el principal cliente y las ideas de la contrarreforma las que en la escultura se van a manifestar.

 La escultura barroca es una de las manifestaciones más genuinas de nuestro arte, de temática casi exclusivamente religiosa, sillerías, retablos, imágenes sueltas de iconografía repetida mil veces, pasos procesionales de Semana Santa, para cuya realización se emplea principalmente la madera policromada, a la que incluso se añaden postizos.





Características: el dinamismo, las figuras en escorzo, las diagonales y la abertura hacia afuera en las líneas compositivas, la abundancia de plegados en los vestidos y las preocupaciones lumínicas; y entre las características meramente españolas el fuerte realismo y la extremada expresividad de las figuras humanas.

Cristo yacente

En España el Barroco coincide con el período cultural que se ha denominado el Siglo de Oro. Es un período de máximo desarrollo de las letras y las artes, que contrasta con la profunda y compleja crisis política, social y económica que se vive en España.

En la arquitectura barroca española se observa una mezcla de ornamentación y sobriedad, alternándose en un mismo edificio tramos muy barrocos, de abundante y complicada decoración, con otros paramentos completamente lisos, en los que sobresale la claridad de los esquemas constructivos. Además, la arquitectura barroca española se caracteriza por no modificar substancialmente las plantas ni los muros, al contrario de lo visto en Italia, y por la utilización de materiales pobres, salvo en algunas fachadas donde sí se utiliza la piedra.







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